Si querés sentirte en la «Gran Manzana», aunque sea en la imaginación, podes darte una vuelta por Barrancas de Belgrano. Para verla tenés que trepar un poquito en la plaza que está ubicada en la barranca de bajada de la calle La Pampa antes de llegar a Virrey Vertiz, si venís en auto por ahí no la ves porque la tapan los árboles. O sea verla requiere de un mínimo esfuerzo pero vale la pena.
Esta estatua, de hierro fundido y pintada en color bronce fue comprada por la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y según se afirma en el libro de Alberto Octavio Córdoba «El Barrio de Belgrano, Hombre y cosas de su pasado» de 1968. En la página 59 está escrito que «la estatua de la Libertad fue emplazada en 1875, durante el período en el que José G. Saborido se desempeñaba como Juez de Paz de Belgrano», citando como fuente para ello la «Memoria» que presentó el mismo juez al renunciar a su cargo.
Ahora, la estatua original, que fue donada por el gobierno de Francia a los EEUU en 1886, fue emplazada en noviembre de ese año, es decir, que según los datos anteriores Buenos Aires tuvo la réplica a escala 11 años antes que EEUU. Esta teoría es muy difícil de rastrear pero un dato importante es que el escultor de la obra de Belgrano es el mismo que el de la estatua de Nueva York, el francés Frédéric Auguste Bartholdi.
La obra de Buenos Aires es una versión de 3 metros, mientras que la ubicada en Estados Unidos, es de bronce, mide 46 metros, 93 desde el suelo hasta la antorcha y pesa 20 toneladas.
Vida Viajera tomó algunas fotos para que puedas apreciarla de cerca. Y si viajás a Buenos Aires, es una buena oportunidad para tomarse una selfie.
Vida Viajera.
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