Vidaviajera de visita otra vez en la ciudad feliz, un lugar turístico y encantador al que siempre es bueno regresar. Esta vez nos dimos una vuelta por el puerto a visitar a los Lobos Marinos.

El puerto de Mar del Plata se empezó a diseñar a fines del siglo XIX y se inauguró en 1924. Es artificial, creándose al excavar un espacio costero y dragándolo para formar una profunda hoya (con calado actual de 32  pies), encerrándola con dos importantes escolleras, la Norte y la Sur; esta última es la más larga, incluyendo su morro terminal, penetra en las aguas 2750 metros. El canal de acceso posee un ancho de 80 m y una profundidad de 8 m.

Los lobos marinos de un pelo que migraban por las aguas litorales comenzaron primero a interesarse por los barcos pesqueros para obtener alimento del descarte de pesca, y posteriormente empezaron a penetrar en el puerto en la década de 1940,​ siendo que para el año 1960 comenzaron a asentarse agrupaciones en forma permanente, haciéndose su presencia cada vez más habitual mientras que a la par su número se iba acrecentando, ya que la oferta de descartes de las faenas pesqueras era un constante alimento fácil de obtener.

Permanecían en el puerto todo el día, deambulando y recorriendo todos los sectores, tanto acuáticos como terrestres. Como se asentaban sobre las cubiertas de las lanchas pesqueras, buques, muelles y áreas de labores portuarias entraron en conflicto con los trabajadores del puerto y los pescadores, lo que derivó en agresiones para con los animales.

A comienzos de la década de 1980, ante la aparición de lobos con aros de plástico que los lastimaban y con el objetivo de aunar energías para poder retirarlos, se crea la Fundación Fauna Argentina, la que se tornaría con el tiempo en una institución ampliamente reconocida en la región sudeste bonaerense. Esta ONG dedicó especial esfuerzo en preservar la lobería del puerto marplatense.1​

Para el año 1982, los lobos se asentaban disgregados y desprotegidos; algunos descansaban sobre las embarcaciones, otros sobre pilotes de muelles y banquinas. El grupo más numeroso ocupaba el morro del espigón 7 del Club Náutico.​ Es por ello que se decidió ofrecerles un lugar más reparado como área de descanso para que se establezcan.

Primero en el año 1986 se logró que un grupo se ubicara en el muelle 10 de la escollera Sur, en el área interna más cercana a la base. Posteriormente se comenzó la construcción de la estructura de la lobería, aprovechando una plataforma de piedra situada unos 100 metros hacia la punta.

Se colocó allí una importante cantidad de arena y piedras, quedando así conformado un morro amplio, alto, rocoso y con un pequeño borde de playa. Estaba separado del tránsito automovilístico y de las personas por una cerca doble, lo que permitía que los lobos que se recostasen sobre la propia cerca aún queden separados por una franja entre alambradas, evitando de este modo el contacto directo entre personas y animales. Una de las ventajas de la creación del apostadero fue que los lobos dejaron de ofrecer una imagen de individuos aislados y pasaron a ser vistos como partes de una unidad (lobería), lo que favoreció que la especie sea tenida en cuenta como un componente destacado del propio puerto.​

La Fundación Fauna Argentina, además de promover la conservación de la lobería, ha emprendido estudios del comportamiento de la especie, de su salud y a partir de 1991 de sus migraciones, en este caso mediante originales técnicas de marcado de ejemplares utilizando sellos intercambiables, agua oxigenada y decolorante.

También ha confeccionado folletería explicativa sobre la especie y el apostadero, ha realizado difusión de la misma mediante conferencias, visitas guiadas y charlas audiovisuales en colegios de la zona, como herramientas de educación ambiental. Todas estas tareas conforman el denominado “Programa de Conservación, Investigación y Educación Ambiental”, el cual la Cámara de Diputados de Buenos Aires declaró de Interés Legislativo.​ (Fuente Wikipedia)

Ante el crecimiento de las actividades portuarias, en enero de 2002 el consorcio Portuario Regional otorgó a la fundación un sector del puerto lindero a la escollera Sur, pasando la Posta de Inflamables, a 800 metros del área anterior y a solo 700 metros de la boca de entrada del puerto, por lo que la calidad de sus aguas es decididamente mucho mejor que en la anterior ubicación. Allí se construyó un área de estacionamiento y se proyecta la edificación de un edificio que cuente con un centro de interpretación y un sector para uso de los científicos y los voluntarios que asisten a los lobos.

Es un buen paseo para disfrutar en familia, suele ser muy atractivo para los chicos debido a la envergadura de los animales y de sus imponentes gritos.

No se cobra entrada y de paso se puede pasear por la banquisa de pescadores del Puerto de Mar del Plata y comer o comprar unos ricos pescados o frutos del mar.

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